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Ernesto Pérez de Rada: La educación superior genera resiliencia en los hogares



Pueden llegar periodos de primavera y luego de angustia económica en los hogares, pero, “En general, la educación superior genera resiliencia en los hogares” (una capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas), expresó el experto en economía, docente y analista de datos, Dr. Ernesto Pérez de Rada, responsable de Proyectos de Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quien fue el cuarto invitado de las Jornadas para la reflexión de la construcción del Plan Estratégico de la Universidad Salesiana de Bolivia.
Bajo esta perspectiva, las personas que realizan estudios superiores son menos vulnerables a los problemas que confrontan las sociedades en los momentos de desempleo o subempleo, tan comunes en la comunidad en la que nos desenvolvemos “porque tienen un escudo que los protege”.
En la conferencia dictada este miércoles 7 por la mañana, en el Aula Magna de la USB, Pérez de Rada partió de la constatación de un proceso de transformación en la economía y vida social en la última década y su impacto inmediato entre los jóvenes.
Explicó que esta transformación, fundamentalmente en las áreas urbanas, cambió el escenario de análisis. Partiendo de la inquietud del teórico social británico David Harvey: “qué tipo de sociedad queremos, para ver luego qué tipo de personas queremos ser y qué tipo de relaciones sociales y ambientales buscamos”, extrajo las primeras tres constataciones, antes de pasar al análisis de la situación laboral de los jóvenes en Bolivia.
En primer lugar, se debe analizar a las ciudades, que se han convertido en el lugar de vivienda de dos terceras partes de la población total y se calcula que hasta 2030, ocho de cada diez bolivianos vivirán en las ciudades, en particular en el eje central (La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz). Junto a ello se advierte un bono demográfico, que se puede considerar como un factor favorable para el desarrollo, porque gran parte de esta población estará entre los 18 y 40 años, que es considerado un periodo productivo.
“Cada vez habrá más cabezas y brazos para trabajar, tal como sucedió hace décadas en Europa y en los años 80 y 90 en Argentina, Brasil y Chile, lo que implica un mayor capital de recursos humanos, aunque por la falta de oportunidades, esta ventaja puede degenerar en otros ámbitos como la delincuencia”, explicó De Rada. Este denominado bono demográfico ha permitido concentrar la mayor parte de la población en 20 municipios, tal el caso de Laja, Viacha, Palca, Achocalla y Mecapaca en La Paz; Sacaba, Tiquipaya, Quillacollo y Vinto en Cochabamba, Cotoca, Warnes, Montero, La Guardia y Porongo en santa Cruz.
Re Rada aclaró que olos municipios de La Paz, El Alto, Santa Cruz y Cochabamba generan el 50% del PIB del país, pese a que en estos municipios no se cuenta con el gas exportable ni los minerales, pero se cuentan con un abundante comercio e industria, hecho que genera una mayor demanda laboral.
Bajo esta perspectiva se amplió el espectro de la clase media, aunque se debería apuntar a servicios de calidad y generar empleos más dignos.
De acuerdo con los datos brindados por el conferencista, en 2010, aproximadamente cinco millones de bolivianos se encuentran en el estrato medio, que es un parámetro económico, lo que implica un cambio de los ciudadanos en preferencias y aspiraciones, porque un gran grupo va abandonando la pobreza. De estos cinco millones, cuatro viven en las ciudades. Frente a esta situación el conferencista se preguntó ¿cuáles son las políticas públicas acerca de las ciudades?, porque tenemos un escenario con acelerado crecimiento económico con inclusión, con procesos de cambio social y creciente importancia del orden político.
Si bien se constata una migración importante de personas a la clase media dejando la pobreza, no se constata una mejora en la calidad de trabajo. Como muestra de ello son los gráficos de crecimiento del empleo formal del 35 al 38%, el empleo informal se mantiene en el orden del 59% y el empleo doméstico bajó del 5 al 3%.
Entre los datos sorprendentes se encuentra la demanda de los trabajadores en construcción que de un jornal de Bs 50 ahora reciben Bs 200 debido a la gran demanda y, aunque siguen realizando la misma tarea no se ha mejorado las condiciones de trabajo. Frente a este nuevo estado de cosas habrá que abordar ciertos aspectos clave por ejemplo: 1) mirar más allá de los sectores estratégicos, porque el empleo se genera entre el comercio y la industria de las grandes ciudades; 2) Se debe mirar con atención al sector privado que genera gran cantidad de empleos, no es el caso de La Paz, donde un tercio de la población trabaja en el sector público, mientras El Alto tiene la feria más grande del mundo en la 16 de Julio y un gran porcentaje de la población trabaja en la industria. También habrá que tomar en cuenta que Cochabamba se puede convertir en articulador de la actividad agrícola y Santa Cruz tiene su fortaleza en la banca, transnacionales y un 40% de la población está en el comercio informal.
Esta situación precedente obliga a lograr acuerdos público-privados y generar espacios de políticas que apoyen procesos y no solo ocuparse de sectores a los que se denomina estratégicos.
“Es mejor apostar a procesos, para apoyar a quienes abran empresas y no colocar trabas, mejorar los procesos para que el Gobierno compre lo que producen las industrias particulares”, expresó De Rada.
Para entender mejor el papel que cumple la educación en la sociedad y reflexionar sobre la calidad educativa, el disertante apeló a la comparación con lo que pasa en el campo de la salud donde se siente con mayor intensidad las debilidades, razón por la que los ciudadanos señalan que la salud va mal y la educación no tanto porque “una persona no muere por una mala atención educativa, pero sí puede suceder ello por una mala atención sanitaria”.
Destacó el aumento de la matrícula de la educación primaria, pero no basta que los niños lleguen a la escuela sino sean beneficiarios de una buena educación. No se tiene los resultados de secundaria y menos de estudios superiores “aunque se sospecha que no sean muy buenos”. El promedio de escolaridad difiere de un municipio a otros porque si en Santa Cruz es de 11 años, en Laja es de tres, así como la tendencia de dar más oportunidades al hombre que a la mujer porque si en el hombre el promedio alcanza a 11 años en la mujer solo llega a los 3,4 años.
“Hay que cerrar estas brechas educativas, porque si bien es cierto que seis de cada diez personas consultadas dicen estar satisfechas con la educación recibida ello se debe a que no nos damos cuenta de su debida importancia. Ésta debería ser la discusión más importante en los próximos años destacó De Rada.
Para asegurar ello sugirió que se debe ver: a) la calidad del servicio, b) ver los mecanismos que aseguren la universalidad, c) atender a las desigualdades. D) coordinar entre actores responsables y el enfoque sistémico de la provisión del servicio donde se asegure infraestructura, recursos humanos, equipamiento y calidad de servicios. “Hay que encarar el problema como sistema desde el momento en que el niño entra en la escuela hasta que concluye con el periodo universitario”, apuntó.
Puso especial atención en la triple discriminación que sufre la mujer porque “hay una asignación histórica de roles, por donde empieza la discriminación, luego viene una discriminación salarial y finalmente una segregación ocupacional, ya que existen trabajos para hombres y trabajos para mujeres”. A raíz de lo anotado y debido a que requieren flexibilidad de horarios se ha dado paso a la iniciativa privada y al emprendedurismo, que les ha permitido contar con una empresa propia que alcanza a un 26% de ocupación, de acuerdo con cifras de 2012, sin contar con el apoyo estatal.
Entre otras cifras destacó que solo el 39% de la población entre 17 y 24 años se halla matriculado en algún sistema educativo; seis de cada diez dejan el sistema y los cuatro restantes alternan en muchos casos el estudio y el trabajo.
Cito el caso de los “ninis”, quienes no estudian ni trabajan y que llegan en el país a 180 mil en las tres regiones metropolitanas, con la cifra más alta en Santa Cruz con 23%, La Paz con 15% y Cochabamba con 10%.
Al referirse a la perspectiva que espera a los jóvenes universitarios, Ernesto de Rada, partió del cuestionamiento: si el esfuerzo realizado en los estudios y la inversión de tiempo y dinero logra compensarse en la vida laboral, respondiendo que sí, aunque en los años 90 se obtenía un mayor rédito que en la actualidad.
Sugirió la elaboración de una agenda de estudios endientes entre los que destacó la reducción de cargas domésticas femeninas que conlleva a una educación familiar; la construcción de capacidades para el empleo de mujeres que no logran insertarse en el mercado de trabajo; la combinación de formación y trabajo para jóvenes que no completan su estudio; el apoyo a emprendimientos de jóvenes y mujeres y la participación de jóvenes en el diseño de empleos, prevención de las inseguridades y educación ciudadana.


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